Saludos, estimadas autoridades, compañeros y familiares que nos honran con su presencia en este maravilloso día. Gracias a todos por estar aquí. En primer lugar, agradezco, y les invito a todos a agradecer, al Dios de la vida y de la historia, al Dios de Jesús por permitirnos llegar a esta meta, pues es de Él de quien proviene todo don, conocimiento y sabiduría.
Gracias a nuestras familias, bienhechores, amigos y a todos los que nos han brindado su apoyo, ánimo y consejo a lo largo de nuestra carrera. También ustedes se gradúan hoy con nosotros. Gracias a nuestros catedráticos, que con vocación, amor y dedicación nos han guiado y nos han heredado su sabiduría en nuestro paso por las aulas de esta universidad. Gracias a cada uno de nosotros por ser valientes, por el esfuerzo, la perseverancia, el deseo de prepararnos para ser mejores personas y servir con esmero a nuestras familias y sociedad.
Compañeros, recordemos siempre los motivos por los que hemos dedicado tanto tiempo y esfuerzo a estudiar y obtener el título. No es para ser más que otros; ojalá sea para servir mejor, para ser personas humanas. Graduarnos significa culminar la etapa de preparación, de cimentar nuestras bases profesionales y académicas. A la vez, es el inicio de la etapa de ejercer todo lo que aquí hemos aprendido. Pero debemos recordar que en nuestra realidad el conocimiento avanza y cambia constantemente, y por ello uno de nuestros retos como graduados UCA es investigar y actualizarnos constantemente.
Otro desafío que encontraremos y para el cual yo sé que la UCA nos ha preparado es estar atentos a la realidad de nuestro pueblo, de nuestro país, y saber solidarizarnos con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. Debemos encontrar en ellos y ellas un motivo que dé sentido a nuestro desempeño profesional. Tengamos claros los principios y valores que hemos aprendido. Seamos auténticos, honestos, comprometidos y entregados. Honremos la verdad, la justicia y la dignidad de todas las personas.
Para muchos, finalizar la carrera es un privilegio, es cumplir un sueño anhelado por años, es el resultado de mucho esfuerzo y perseverancia. Graduarnos de la UCA es para mí, ojalá lo sea para ustedes también, lo máximo, porque valoro profundamente el legado de los mártires, la trayectoria de la comunidad universitaria a favor de los derechos humanos, la investigación científica, la educación de calidad y la formación cristiana y liberadora que nos permite generar cambios desde abajo, desde las bases de nuestra sociedad.
En nuestro contexto social, político y económico están sucediendo grandes cambios que no precisamente son buenos para las mayorías. Muchos no tienen acceso ni a los servicios básicos. Como profesionales, debemos estar atentos. No todo lo que brilla es oro. He observado que ahora en las redes sociales lo común es burlarse de las opiniones de los demás si no apoyan al populismo. Monseñor Romero nos decía: “Debemos pasar de ser masa, a ser pueblo”, es decir, gente pensante que no cree fácilmente lo que los medios dicen, sino que verifica, reflexiona y tiene su propia opinión; gente que construye su pensamiento y no se deja manipular.
Para concluir, felicito a todos los compañeros y compañeras. Los animo a seguir creyendo en sí mismos, en sus capacidades y talentos, a no dejarse vencer por las dificultades del camino, a disfrutar su vocación, a valorar y honrar su título, porque a través de nuestro desempeño se definirá la calidad de persona que somos. Sepamos pedir siempre la guía de Dios y de las personas sabias que van a nuestro lado, porque el proceso de aprender no está nunca terminado. Gracias.
María Ana Flores Escobar
Profesorado en Teología
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Dirección de Comunicaciones
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