Hacerse cargo de la realidad vale la pena

 

Buenas tardes, compañeras, compañeros y colegas. Empiezo saludándoles a ustedes porque son el centro de este acto. Este día alcanzamos una de las metas que nos hemos marcado. Este día cumplimos un sueño, que, seguramente, nos anima a pensar en nuevos objetivos a alcanzar. Saludo también a quienes representan a la Universidad en esta celebración y que forman parte de la mesa de honor, así como a todas las invitados e invitados que nos acompañan.

“No formamos a los mejores del mundo, sino que formamos a los mejores para el mundo”. Con esa frase el padre Adolfo Nicolás, ex superior general de la Compañía de Jesús, marcó el camino que las obras educativas jesuitas deben seguir. Después de 16 años de estar relacionado con la UCA, puedo afirmar que la Universidad brinda a sus estudiantes las herramientas, conocimientos y experiencias que nos invitan a ser las mejores personas para el mundo. Pero es un deseo y una decisión personal aceptar esta misión y compromiso con la sociedad.

A veces se cree que por haber estudiado en la UCA automáticamente nos convertimos en agentes de cambio, pero esto no es cierto. La Universidad, a través de sus docentes, de las personas que nos han apoyado en los trámites administrativos y de aquellas que nos han acompañado en procesos de formación integral, solo es una ayuda para ver de manera profunda, crítica y propositiva la realidad de nuestro país, de la región y del mundo. La UCA ha cumplido con su tarea, compañeras y compañeros. Ahora, como personas recién graduadas de pregrado o de posgrado, tenemos la libertad de decidir si queremos utilizar los conocimientos teóricos y empíricos que hemos obtenido en estos años de estudio para nuestro propio beneficio o si los ponemos al servicio de la sociedad.

Las mayorías empobrecidas y marginadas de nuestra sociedad claman por justicia, por una mejora en sus condiciones de vida. Esta realidad la vemos a diario en los diferentes medios de comunicación y en la vida cotidiana. Podemos ver los rostros de estas poblaciones, podemos escuchar sus voces, podemos sentir su sufrimiento. Ahora bien, ¿qué haremos ante esta realidad innegable? ¿Optaremos por la indiferencia o decidiremos hacernos cargo de ella? Para responder a estas y otras preguntas será necesario pasar por un proceso de toma de consciencia y darnos cuenta de que somos personas privilegiadas que han logrado convertirse en profesionales. Desde nuestros privilegios podemos y —me atrevo a decir— debemos acompañar las luchas de estas mayorías que anhelan un cambio positivo en sus vidas. Les ánimo a que hagamos nuestra esta misión. Hacerse cargo de la realidad vale la pena, por cansado que sea.

No quiero terminar este discurso sin abordar, de manera general, la experiencia vivida en este proceso de aprendizaje. Sé que habrá una cantidad enorme de anécdotas, historias y relatos en cada uno de nosotros. En esa diversidad, estoy convencido de que habrá algunos recuerdos que nos llenan el corazón y la mente de alegría, molestia o tristeza. Cada quien tiene una historia propia. Una historia que se ha ido enriqueciendo por todo lo aprendido y lo vivido, pero sobre todo por esas personas que marcan nuestras vidas y que nos motivan a convertirnos en nuestra mejor versión. Docentes, compañeras y compañeros, padres, madres, hermanas y hermanos, amigas y amigos, hijas e hijos, novias y novios, esposas y esposos, cada quien sabrá quiénes le animan e invitan cada día a ser mejor persona. Seguramente, no hay palabras para agradecerles lo que han hecho por nosotros. Aun así, muchas gracias por acompañarnos en este camino que llamamos vida. Gracias por apoyarnos, por sostenernos, por amarnos profundamente desde la libertad y la consciencia. Gracias por estar.

Finalmente, quiero felicitar a cada persona que se gradúa este día. Siéntanse orgullosas y orgullosos. Disfruten muchísimo este logro. Se merecen esta emoción, esta alegría, esta celebración. Espero de todo corazón que esta solo sea una de muchas otras celebraciones. Un abrazo fraterno, amigas y amigos. ¡Felicidades, graduadas y graduados!

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Marcos César Ortiz Medina
Maestría en Desarrollo Territorial

 

 

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
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